Hace unas semanas leía en una página web de fotografía un reportaje sobre Daido Moriyama, un fotógrafo japonés que captura sus instantáneas con una cámara compacta. Sus fotografías, la mayoría en un riguroso blanco y negro, retratan luces y sombras de Tokyo, capturando instantes fugaces de la megalópolis japonesa.
Poco después, vi un vídeo preparado por la Tate Modern de Londres para una retrospectiva que organiza el museo sobre el artista, en el que entrevistan al artista y se muestra un poco su rutina de trabajo. Viendo ese vídeo creo que sentí algo dentro, una sensación a la que podría llamar sin muchos problemas inspiración. Me dí cuenta que en menos de un mes, Moriyama había pasado de ser un completo desconocido para mí, a una de mis principales fuentes de inspiración en mi todavía embrionario ecosistema fotográfico.
Una de las ventajas que tiene vivir en el área de Shida, es que hay un acceso al río Xindian a unos pocos minutos a pie. Así que al acabar de ver el reportaje, decidí aprovechar el momento de inspiración, cogí un jersey (pues tenía pensado alargar la sesión hasta la noche), un par de cámaras (una analógica y una digital) y un trípode, y me dirigí hacia el paseo que se encuentra al lado del río. Toda la rivera de los 4 ríos de Taipei, está perfectamente cuidada, ajardinada, con carriles para bicicletas y muchas pistas y canchas a lo largo de todo el recorrido. Normalmente hay un gran número de gente practicando algún deporte o paseando. Es una zona muy cercana al centro, y por otro lado, está perfectamente aislada del bullicio de las calles de la ciudad, y por lo general, reina una gran tranquilidad.
Sin prisa, y con toda la tarde (y noche) por delante, tuve tiempo de experimentar con las cámaras, jugar un poco tiempos de exposición (aprovechando el trípode), etc. Todavía tengo que revelar las fotografías de la cámara analógica, y hacer un filtrado honesto de todas las fotografías de la noche. De momento, y como aperitivo, esta es una primera selección, en la que me he ajustado al blanco y negro a modo de humilde homenaje a Moriyama, alguien a quién no conocía hace algo más de un mes, y que ahora se ha convertido en un referente para mí. Aquella tarde, además, me brindó la inspiración necesaria para salir a buscar mis propias luces y sombras.
He colgado más fotos de esta serie en mi Flickr.