Hace unos meses, paseando por uno de los callejones de alrededor de Yongkan Jie, me detuve ante un pequeño expositor cerca del almacén de antigüedades de la zona. En dicho expositor, una especie de armario dentro de una pared, se acumulaban libros, lámparas, planchas, fotografías, varios objetos budistas…
Entre todos los objetos, había una cámara que me llamó la atención. Era una vieja Agfa Silette, que el hombre almacenaba junto con el resto de objetos, testigos de las vidas de otras personas, en otras épocas. El hombre a cargo del puesto, me indicó que la cámara todavía funcionaba y que me hacía precio especial (cómo no).
Sin pensármelo mucho, y después de echarle una revisión rápida, le compré la cámara al hombre por poco más de 800 TWD, unos 20 euros. Ya en casa, descubrí que si bien la cámara funcionaba, el anillo para enfocar estaba atascado. Después de investigar un poco por Internet, leí que esto era un defecto típico en las antiguas Agfa, ya que el lubricante que se ponía entre los anillos, con los años y el polvo se solidificaba hasta hacerse duro como el cemento.
Si bien todavía no he conseguido desatascar el anillo del foco (tendré que hacer un poco de bricolaje), no he podido resistirme a ir haciendo pruebas, intentando recordar siempre que el foco está fijo a unos 3m. Estas fotos en blanco y negro son algunos de los experimentos que he intentado hacer, con mayor o menor éxito. Algunas de estas fotografías están desenfocadas, como a veces parece estarlo la ciudad a la que retratan, o el fotógrafo tras la cámara.
El blanco y negro, y la noche de Taipei, quedan muy bien juntos. ¿No os lo parece?
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