Callejeando por Taipei uno no tarda demasiado en darse cuenta de la gran cantidad de cafeterías y teterías que se ofrecen para convertirse en el marco una tranquila y probablemente lluviosa tarde en la ciudad.
Lejos del bullicio propio de las cafeterías de mi añorada Barcelona, las cafeterías en Taipei ofrecen por lo general espacios limpios, blancos e impolutos (y libres de humos, dicho sea de paso), normalmente provistos de sofás, mesas y una conexión wifi, e invitan a pasar las horas en ellas, leyendo, estudiando chino, navegando, mientras uno degusta un té o un café.
También, si uno busca un poco, es fácil encontrar entre todas estas cafeterías, pequeños tesoros, espacios que ofrecen singularidades que les diferencian del resto, lugares que uno piensa, únicamente pueden funcionar en Japón, o en Taiwan. Es el caso del Minimal Cafe, una cafetería situada en una calle en la órbita del mercado nocturno de Shida. ¿Cuál es la singularidad de esta cafetería?¿Qué la hace especial y diferente al resto de cafeterías de la zona?
Lo primero que se ve, nada más entrar es un felino echando una soberana siesta al calorcito, encima de la cafetera. En unos momentos, uno se da cuenta que los gatos son los amos y señores de esta cafetería, y campan a sus anchas por la barra, las mesas, los sofás, estanterías… compartiendo (mas o menos) pacíficamente el espacio con los clientes del bar, la mayoría taiwaneses frecuentes del local, enamorados de los mininos, y curiosos varios. La verdad es que es un sitio muy característico, y es una sensación extraña, verse rodeado de gatos campando a sus anchas, normalmente cerca de las lámparas y otros focos de calor.
Leyendo un poco sobre el tema, resulta que no es la única cafetería de gatos, que la primera abrió a finales de los 80 en Taipei, y que la idea pasó a Japón, donde se abrieron varios locales de las mismas características.